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Mi blog ...Laura Franchi

Relatos breves

-¿¿¿qué???- Dijo asombrado Fran- ¿usted esta loca o qué?
La mujer directamente lo miro con cara de nada, como siempre, y anoto en su cuaderno.
-Me enferma, se cree que sin dirigirme la palabra y haciéndose la idiota va a llegar a algún lado, o mejor dicho cree que me puede hacer llegar a mi a alguna parte, pues le digo que yo no voy a dejar de ser como soy por el hecho de venir a una psicóloga cara de………, bueno con una psicóloga como usted.
Así termino la primera visita con la “doctora” Fernández, un desastre y algo mas para Francisco y un caso de rebeldía más para ella.

- Creo que tenes que tratar de ir por lo menos una vez por semana Fran, haber si mejoras un poco ese humor de mierda que estas teniendo y te pones las pilas con la vida- Esa fue la única cosa que menciono su madre durante la cena, después siguió una sarta de insultos y cuestionamientos por parte de su hijo mayor seguido del abandono de hogar por una noche hacia la casa de su amigo de turno.

Caminaba despacio, sin prisa, no sé por que. Nada me molestaba, estaba mirando fijo la nada y simplemente andaba. Tal vez seguía el paso de los demás, pero no creo, no era el ritmo de los otros el mismo que el mío.
Me encontraba en un mundo distinto a todos, ni yo misma sabia cual. Estaba al final de la calle, pero yo no me daba cuenta; y algo, una intuición, un llamado, que se yo, me dirigió hacia la plaza, plazoleta, mejor dicho.
Observaba y no observaba, miraba y no veía nada, simplemente sentía. Sentía el ruido, la música de aquel extraño lugar, los aromas del ambiente, donde se confundía la suave dulzura de las flores de viejos árboles junto con el de antiguas construcciones. Pero a pesar de todo eso yo seguía sin ver, no sabia lo que hacia, estaba en las nubes y simplemente caminaba, andaba, sin rumbo fijo, pero con la plena intuición de que debía entrar a aquel lugar, y ni siquiera sé si quería entrar allí, lo hice. De repente todo cambio, los ruidos no eran los mismos, los aromas tampoco y yo ya no era la misma, una más entre los demás, era yo sola dentro de algo, algo que me iluminaba y me llenaba de paz, todavía no sé bien si estaba sola o habia gente a mí alrededor, la verdad no me importa, de vez en cuando necesito estar sola y despegarme del mundo.
Fue en ese instante, el mismo en el que cerré los ojos por un momento, cuando algo me sobresalto, perturbo mi tranquilidad. El mismo instante en el que sentí que caía, que me golpeaba, que despertaba. Y ahora me encontraba allí sola, débil ante tanta deslumbra. De a poco empece a observar movimiento y a ver gente, ya no escuchaba más mi interior ni percibía los aromas que un momento atrás eran parte de mí, salí rápido, desorientada, perdida, sin rumbo, solo comencé a correr y a correr mientras que algo oprimía mi pecho, hasta que broto de adentro mío un fuerte llanto, el llanto de la desesperación, el llanto de no saber quien soy ni de donde vengo.